jueves, 2 de julio de 2009

Numismática, el misterio de entierros y guacas

La colección de billetes de distintas denominaciones y épocas, que se presentan por sus dos lados ha sido facilitada por el estudiante de décimo grado, año 2010 del Colegio Portugal, JORGE LUIS CASTILLO ARCHILA. Una muestra de arte e historia que acompaña la sorprendente perdida del poder adquisitivo que ha tenido el papel moneda en un periodo de medio siglo.






































































Las monedas, testimonio histórico de un valor convencional que se deprecia constantemente...
En las imágenes aparecen monedas de diferentes denominaciones y fechas, desde 1882 hasta la segunda mitad del siglo XX, incluyendo un billete de diez pesos de 1980. Las monedas más antiguas, por testimonio directo de su actual propietario formaron parte de un entierro, de esos que acostumbraban los antiguos a falta de bancos, asegurando sus pequñas fortunas al esconderlas, como en este caso en cajas o bolsas de lona en las gruesas paredes de tapia pisada y en lugares cercanos a las vigas, ya que la mayoría de los relatos al respecto coinciden que ha sido en las reformas o cambios de techo en que se han encontrado estos tesoros del pasado, ya que, actualmente su monto no supera la denominación de la moneda de menor valor que se encuentra en circulación, es decir, cincuenta pesos.






En monedas de dos centavos y medio y cinco centavos, algunas de la época en que el nombre oficial era Estados Unidos de Colombia y después como República de Colombia, el total del entierro, calculado en cincuenta pesos, podría en su época comprar unas cuantas hectáreas de tierra o una buena casa, pero, por la infinita perdida del poder adquisitivo de éstas formas de

plata aleada con otros metales que incluso les cambia hasta el color, el convencionalismo de lo que representaron ya no deja de tener más que un matiz de romanticismo al preservarlas como un tesoro cultural.


No sucede lo mismo, con quienes, con monedas de oro puro dejaron un legado de riqueza que alimentó la fiebre que poco a poco ha ido saqueando y destruyendo el contexto en que éstas riquezas, algunas escondidas y otras rituales, como en el caso de las guacas, sin contemplación alguna y sin el cuidado de quien de pronto o con mucho tino ha venido a dar con semejante hallazgo, echando a perder la curisa forma de preservarlo e icluso, esconderlo. Vasijas de barro, cámaras subterraneas, cofres de metal o madera, e incluso la misma disposición de los elementos han pasado impávidos ante la ambición de los saqueadores y también de los suertudos.










Estos pequeños tesoros, desenterrados en nuestos tiempos dan cuenta de lo acelerado del mundo en todos sus procesos, no en vano nos ha llegado el tiempo de pensar nuestra historia como algo serio.
"Cuánto vale el pasado... quizá tanto como se ha perdido. Si no lo sabemos es porque aún no hemos caido en cuenta de que en el olvido lo seguimos perdiendo y ésta vez... para siempre.

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Interés por el patrimonio histórico,cultural e ideológico de la región en que vivo. Equipo de Trabajo integrado por: JAIME ENRIQUE ZARATE, LUIS FRANCISCO HERNÁNDEZ Y JOSÉ ANTONIO PRADA.